lunes, 10 de agosto de 2009

LA GABARRA, ENTRE EL OLVIDO Y LA IMPUNIDAD

Colaboración de Jorge Castellanos Pulido
Jorge Pinzón y Juan Federico Pino, Asesores Programa Paz y DDHH y La Corporación Compromiso, presentes en esa zon.

Bucaramanga Agosto 5 de 2009

Encrucijada de caminos, de historias de vida, muerte y terror, la Gabarra inmersa en paisajes selváticos del Catatumbo, Norte de Santander, fue el escenario para que la barbarie de la guerra se desatara contra los pobladores, sus tierras y la misma naturaleza en una vorágine de caos y destrucción que marcó la culminación del proyecto paramilitar.
La Corporación Compromiso adelantó una labor de acompañamiento a la misión humanitaria que convocó la CNRR, motivada por la importancia que el sector no gubernamental que trabaja en la defensa de los Derechos Humanos , participe y conozca el proceso de atención a las víctimas que se está llevando a cabo en la región del Nororiente Colombiano. Al tiempo que se pueda sostener una postura coherente con la situación que está viviendo la comunidad de la Gabarra. Este texto se centrará en visibilizar la historia de los habitantes de esta región y aportar algunas consideraciones sobre la situación de las víctimas del conflicto armado en el corregimiento de la Gabarra.

LA GABARRA, EL FLORECIMIENTO ENTRE LA SELVA



Los colonos y desplazados de la violencia durante la décadas de los 50 y 60, expulsados de sus tierras, fueron llegando al territorio de la Gabarra, donde luchando contra la manigua pudieron asentarse y poblar esa alejada región del país. Su trabajo amplió la frontera agrícola y el desarrollo de diferentes cultivos activaron los primeros comercios y se empezó a desarrollar el transporte fluvial. El proceso de colonización y construcción del corregimiento estuvo regido por el abandono estatal a esa población, ya que al ser uno de los lugares más recónditos del país, la presencia de la Fuerza Pública y los servicios que el Estado tiene la obligación de brindar a los habitantes, no existían.



Esta es la Gabarra, bañada por el ambiente del río Catatumbo.

La fertilidad de la tierra de esta región permitió la aparición de cultivos de banano, cacao, yuca y árboles maderables, entre otros, desarrollando una economía incipiente, pero floreciente al tiempo que la presencia del río Catatumbo permitía el transporte de mercancías hacia Venezuela o al interior del país. “Daba gusto ver esas canoas por el río coloridas de plátano, yuca y cacao” expresan lo habitantes. Los puertos abandonados atestiguan el fluido tráfico que se presentaba en el corregimiento. El nombre de la Gabarra viene de uno de estos barcos que facilitaba el transporte de mercancías y permitía el paso por el río que encalló y dio al corregimiento el nombre por el cual pasaría a ser conocido.

La presencia de los grupos guerrilleros se hizo visible desde la época de los 70. Ésta fue facilitada por la cercanía de la selva y las montañas que configuraban un terreno propicio para la guerra de guerrillas lo que les permitió ejercer control sobre esta zona hasta 1999.

La llegada de los cultivos de coca marcaría un precedente en la historia del corregimiento y modificaría las costumbres, cultura y economía del mismo. Aunque, la fecha de llegada de los narcotraficantes no es clara en la memoria de los habitantes, la mayoría de los habitantes señalan los mediados de la década de los 80, cuando comenzó a sembrarse la coca en la región.

Los niños también recibieron un taller que buscó llevarles un poquito de consuelo y alegría.


El esplendor económico es recordado con nostalgia e incredulidad, el poblado de 10.000 habitantes, tuvo en su tiempo de mayor apogeo una población flotante de 30.000 mil personas, al grado que no se encontraba casa u hotel para dar cabida a toda la población. La estratégica posición en la frontera hizo más rentable el negocio de la droga y un niño de 12 años podía tener un millón de pesos en el bolsillo.

Al mejor estilo macondiano los fines de semana los comerciantes de Cúcuta y las trabajadoras sexuales, esperaban a los raspachines, quienes con el pago de sus jornales se compraban una muda de ropa cada fin de semana y gastaban en comida, amores y licor lo ganado en la semana.

En la grafica se muestra una reccpción hecha a las víctimas de la guerra en esa zona nortesantndereana.

La prosperidad del corregimiento y el número de personas cada vez mayor, comenzaron a llamar la atención, no sólo en la región, sino en el departamento. Además, el claro posicionamiento estratégico del corregimiento con una salida fluvial al lago Maracaibo convertía a esta región en un punto de salida a Venezuela y de entrada al Catatumbo. La presencia estatal se reflejó en la llegada de la policía y el ejército que buscaban restablecer el control en la zona tradicionalmente guerrillera. Además, “en el país se había articulado desde los 80 una estrategia paramilitar, como respuesta de diferentes sectores de la sociedad y con la permisividad de algunos mandos del Ejército Nacional”, como lo señala la Revista Semana. LEER MAS >_ Volver a Inicio >

2 comentarios:

  1. muy triste esta historia que dios tenga en el cielo a todas esas personas que perdieron la vida en el conflicto

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  2. Peovablemente el gobierno sabe de todas estas atrocidades por parte de los grupos al margen de la ley pero como esta guerra en nuestro pais, ellos mismos lo dicen es un negacio. quien sabe que pasara despues...
    Se espera que pronto acabe todo pero asi, se tienen muchas dudas de tal cosa...

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