¿Justicia o persecución?
Revista Semana La Justicia se
juega su credibilidad con los gravísimos cargos que le imputan al excomisionado
Luis Carlos Restrepo por la falsa desmovilización de un grupo guerrillero. Sábado 11 Febrero 2012
La noticia de la orden de captura
contra el excomisionado de Paz Luis Carlos Restrepo tomó por sorpresa al país.
No solo es la primera vez que un alto consejero de la Presidencia es buscado
por la justicia, sino que la categoría de “prófugo” no parece concordar con la
imagen de un funcionario a quien muchos le reconocieron una particular entrega
al servicio público cuando se puso al frente de la desmovilización de 32.000
paramilitares y cerca de 13.000 guerrilleros.
El fiscal del caso, Francisco
Villarreal, le pidió el jueves pasado al juez de control de garantías ordenar
la captura porque era evidente que Restrepo se había “fugado” para no responder
a la audiencia de imputación de cargos a la que había sido citado para el día
siguiente. Por esto, el juez dejó en firme la orden de captura esa misma noche
y al día siguiente dio su visto bueno para que Restrepo sea juzgado como reo
ausente por el caso de la falsa desmovilización de la columna guerrillera
Cacica Gaitana.
La sorpresa en parte también se
dio porque en la más reciente entrevista que dio Restrepo, el 22 de diciembre a
El Tiempo, cuando le preguntaron que si pensaba irse del país, él lo rechazó de
plano. “No me voy a poner en esas cosas. Si me van a aplastar aquí, que me
aplasten”. ¿Cambió de idea o evitó revelar sus verdaderas intenciones? ¿En
dónde está Restrepo y qué piensa hacer?
En la audiencia del viernes, la
abogada del excomisionado, Mildred Hartmann, aseguró que no va a explicar la
“ausencia de su defendido” y que en esta etapa del proceso él no se va a hacer
presente. La Fiscalía había pedido un registro migratorio y, según este,
Restrepo salió de Colombia hacia Washington, vía Nueva York, el pasado 8 de
enero.
Esté donde esté, esa ausencia
puede no ser corta pues, en la entrevista mencionada, el siquiatra también
evidenció, con un toque de melodrama, el temor que lo embargaba: “Si me van a
condenar a muerte tirándome a unas cárceles donde están los criminales que
quieren matarme para callarme, denme la cicuta”.
Más allá de su drama personal, se
trata, sin duda, de uno de los golpes más duros para el gobierno del presidente
Álvaro Uribe. Restrepo no solo es uno de los pocos altos funcionarios que lo
acompañó en sus dos mandatos sino que tuvo a su cargo una de las columnas
vertebrales de su política de seguridad democrática: la desmovilización de los
grupos armados ilegales. Leer más en Semana
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Se cortés y no abuse de los comentarios. Detectamos abusos por medio de la IP